
Se lo recuerda por sus goles en el Mundial de Italia de 1990 ( dos a Rumania, dos a Colombia) y tanto como eso, por sus festejos bailando en el banderín del córner. Roger Milla alcanzó su pico de popularidad a los 38 años en ese campeonato, que jugó a pedido del presidente de Camerún, después de que anunciara su retiro del fútbol.
Debutó a los 14 años, jugó en varios clubes en su país, se cambió el apellido Miller por el de Milla, y fue transferido a Francia. Pasó por el Valenciennes, Mónaco, Bastia (donde más se lució), Saint Etienne y Montpellier. El estaba retirado cuando lo convocaron para el Mundial de Italia, y ayudó a que Camerún ganara una zona muy difícil de la que formaban parte Argentina, URSS y Rumania.
Milla fue figura en la victoria ante Colombia en octavos, y jugó muy bien en la derrota ante Inglaterra en cuartos de final. Se entusiasmó al comprobar que seguía vigente, y continuó su carrera en un club de Camerún y en otro de Indonesia. Para el Mundial de 1994, Henri Mitchel lo convocó más que nada como un símbolo. Pero además, entró en dos partidos y le hizo un gol a Rusia.
Milla tiene el récord de ser el jugador más veterano en marcar un gol en los Mundiales. Hoy es embajador de Unicef, y más de una vez declaró que le gustaría ser presidente de su país. El 20 de mayo cumplirá 69 años.