Misión Catar 2022 1 de diciembre de 2022

Por Vito Amalfitano

El segundo gol ante Polonia, el de Julián Alvarez, tras asistencia de Enzo Fernández, y apertura limpia de Paredes, fue el corolario de una jugada de 27 toques. La marca supera al gran tanto de Cambiasso en 2006, ante Serbia, 25 toques, en el inolvidable 6-0 a Serbia y Montenegro en Gelsenkirchen, bajo la conducción de Riquelme.

Un símbolo que no es casual. Aquel partido en Alemania 2006 fue quizá la mejor producción de talento colectivo de una Selección Argentina en mundiales, a su vez a la par o superior a la hermosa demostración ante Hungría en Alicante, en España ’82, cuando por primera y única vez en la historia Maradona y Kempes jugaron juntos para calificación de 10 puntos ambos. Esta actuación frente a Polonia, en el 974 Stadium de Doha, queda cerca de aquellas. 

La Argentina de Alemania se fue invicta. Y más allá del error de Pekerman de sacar a Román 1-0 arriba (una equivocación, incluso de un DT,  te puede dejar afuera de un Mundial en partido eliminatorio ) ese fue el último gran proyecto de la Selección. Al de Basile que brilló en la Copa América de 2007 ni siquiera lo dejaron ser proyecto. Lo cortaron abruptamente, conspiraciones de por medio que ni ya vale la pena recordar.

Lo cierto es que esta Selección, este cuerpo técnico marca Pekerman y con la dirección general de los seleccionados nacionales de César Luis Menotti, es nada más y nada menos que la vuelta a la esencia del fútbol argentino. Una fábrica de técnica y toques que malograron durante muchos años entrenadores de inferiores, equipos de primera y selecciones, que hicieron el camino inverso al de los tres últimos seleccionados europeos campeones del mundo. Las escuelas de España, Alemania y Francia pusieron a la técnica y el juego al servicio de la táctica y lo físico, y no al revés.

Los centrales en la mitad de la cancha, el achique hacia adelante, los pases laterales o verticales en el momento justo y en el lugar indicado, los pases que perdimos con Lo Celso y que esta vez se recuperaron entre todos a puro talento colectivo. La paciencia innegociable. Así deslumbró el campeón de América.

La clásica torta a 80 golpes. O el fútbol a 27 toques. Sabe riquísimo. Venga lo que venga, ya lo saboreamos con gusto. Y con promesa a seguir degustando fútbol con proyecto a futuro. 

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