Misión Catar 2022 24 de noviembre de 2022

Por Vito Amalfitano

En fútbol se puede achicar hacia atrás o hacia adelante. La ciencia es hacerlo bien. Durante mucho tiempo cierta prensa deportiva que contribuyó a una involución de nuestra esencia, estigmatizó al técnico que cambió la historia del fútbol argentino, César Luis Menotti, justamente por «el achique». Muchas veces, cuando el achique hacia adelante se hace casi a la perfección, y con recaudos y timming de sus intérpretes, ni se nota. Eso ocurrió con la Selección Argentina campeona del mundo del ’78. Passarella achicaba tanto que era “el doble 5” de Gallego cuando ni siquiera se hablaba de esa sistemática táctica,-la de insistir con dos volantes centrales-, que tan mal también le hizo al juego en Argentina. 

Tampoco se notó que el supuesto Boca “defensivo” de Bianchi achicaba muchas veces hacia adelante, con Bermúdez y Samuel casi comandando el acortamiento del equipo desde la propia mitad de la cancha. Lo hacía demasiado bien. Se empezó a estigmatizar el achique y a Menotti, particularmente, por cierta prensa,- “canalla” una parte, equivocada otra-, desde que Tarantini quedó enganchado en el gol de Bélgica del partido inaugural de España ’82 en el Camp Nou. 

Pero nadie podrá borrar que Menotti, con sus ideas, revolucionó el fútbol mundial y cambió de plano la historia del fútbol argentino. Con achique incluido. Hoy Menotti es, con justicia tardía, el Director General de Selecciones Nacionales. Y fue el gran elector. Pocos recuerdan, también por interés de cierta prensa, que él tenía la absoluta facultad de elegir el entrenador cuando Lionel Scaloni era interino. Y fue Menotti quien confió en él y le recomendó a Tapia que continuara en el cargo.

La historia que vino es conocida. Scaloni volvió a la fuentes, la Selección recuperó su esencia, Messi fue rodeado de pasadores, se ganó la Copa América después de años de frustraciones y sequía de títulos, y la “Finalisima” 3-0 contra el campeón de Europa, Italia. Con Menotti como el sabio Yoda, y con Scaloni al frente de un cuerpo técnico “marca Pekerman” (Aimar, Ayala, Samuel…) para por fin responder a un proyecto a largo plazo, que remitiera justamente a las premisas originales de nuestro fútbol. Y que de una vez por todas debe continuar con cualquier resultado en Qatar, aún si fuera el más duro de todos. 

Muchos grandes equipos en el mundo juegan hoy al achique. Y pocos lo dicen. Pero el Mundial es una caja de resonancia que también a veces sirve para reflejar lo que no se ve cuando se analiza tan superficialmente el fútbol, o ni siquiera se analiza. Paradojicamente, el primer rival de la Selección de Scaloni en el Mundial de Qatar, el equipo y a la hora más inesperada, reivindicó a César Luis Menotti. La increíble Arabia Saudita construyó una de las grandes sorpresas de la historia de los mundiales (como la de Corea ante Italia en el ’66, como Camerún ante la propia Argentina en el ’90, como Senegal ante Francia en el 2002…) basada en un MANEJO CON MAESTRIA DEL ACHIQUE. 

El acordeón de Arabia Saudita tocó la melodía más perfecta. Se replegó para achicar hacia atrás con el partido 0-0 y 2-1, y se desplegó de una forma mágica y aún mucho más armónica cuando apeló a EL ACHIQUE HACIA ADELANTE, con el partido 0-1 y 1-1. Es cierto que en el primer tiempo lo hizo al filo, justamente como muchas veces se le criticaba a los equipos de Menotti, pero de eso se trata la búsqueda de la  gloria en el fútbol, asumir riesgos, aún en las situaciones más extremas.

Por ese achique osado y finito a Argentina le anularon tres goles por el VAR. Quizá si hubiera existido en los tiempos de Menotti algunos goles en contra se hubieran ahorrado sus equipos, y quizá hubiera ganado la Supercopa con Boca que perdió ante el “avioncito” finito de Rambert, por citar solo algún ejemplo. Arabia Saudita, al cabo, jugó al ACHIQUE con coraje. Conciente de sus limitaciones, pero con valentía para imponer su talento colectivo y sus capacidades individuales.

Se sobrepuso a la salida por lesión de su figura y capitán Salman al Faraj y con ese achique sostenido ahora hacia adelante y esa valentía salió a llevarse por delante a Argentina en el arranque del segundo tiempo, y lo dio vuelta con los golazos de Saleh Alshehri y Salem Aldawsari. Después volvió el momento de achicar hacia atrás, ante una Argentina que se repitió demasiado en centros y facilitó la tarea. 

La sorprendente Arabia Saudita del francés Hervé Renard, con todos futbolistas que juegan en el medio local y la base del equipo que dirige Ramón Díaz, demostró ante el mundo que MENOTTI TENIA RAZON. En fútbol hay que achicar al rival, aún al más encumbrado. El achique está vivo y deslumbró en Lusail, muy a pesar de Argentina.

 

1 pensamiento a “El día que Arabia Saudita reivindicó al Flaco Menotti

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