Uno de los partidos más significativos en el cruce de fútbol y política en la historia de los mundiales, es el que enfrentó a las dos Alemania, la Occidental y la Oriental, en el Mundial de 1974. Ambas estaban separadas desde 1961 por el Muro de Berlín, y en plena guerra fría eran exponentes del modelo capitalista y el modelo socialista.

Ese partido, correspondiente a la tercera fecha del Grupo A, se jugó en Hamburgo el 22 de junio, ante 60.350 espectadores, y fue arbitrado por  uruguayo Ramón Barreto. Los periodistas que estuvieron en el estadio ese día recuerdan que debieron atravesar siete controles, antes de ingresar a su ubicación de prensa. Antes del encuentro se ejecutaron dos himnos, el alemán y una versión instrumental de una canción compuesta por un músico y un poeta socialistas.

Alemania Occidental, también llamada Federal era claramente favorita. Había vencido a Chile y Australia y ya tenía asegurado el pase a la segunda fase. Alemania Oriental o Democrática había superado a Australia y empatado con Chile. Se daba por descontado un triunfo de los occidentales, que tenían un equipazo con Maier, Beckenbauer, Overath y Müller, como grandes figuras, pero inesperadamente se impusieron los del otro lado del muro, con un gol logrado  por Jürgen Sparwasser. 

El gol se produjo a los 79 minutos, en una entrada de Sparwaser por el medio, facilitada por la débil marca de tres defensores rivales. Como consecuencia de ese resultado, Alemania Oriental quedó primera en su zona y jugó la segunda fase en un grupo en el que estaban Holanda, Brasil y Argentina, nada menos.

Alemania  Federal jugó en el otro grupo con Polonia, Suecia y Yugoslavia. Beckenbauer declaró más de una vez que la derrota les vino bien, porque los obligó a mejorar. No son pocos los que creen que en realidad, la derrota les vino muy bien ( y la propiciaron) para evitar a Holanda hasta la final. Nunca sabremos la verdad.