Juan José Panno 2 de febrero de 2022

Este año en el Mundial de Catar se va a extrañar al Maestro Oscar Washington Tabárez, el entrenador de la Selección Uruguaya en las últimas tres Copas del Mundo, y también en la de 1990. Tabárez, nacido en Montevideo el 3 de marzo de 1947, ejerció como maestro de escuela primaria en Cerro, Paso de Arena y La Teja, tradicionales barrios de la capital uruguaya, al tiempo que jugaba al fútbol como defensor central o marcador de punta.

Participó en Sudamérica, Sportivo Italiano, Wanderers y Puebla de México, antes de cerrar su campaña en Bella Vista. Como técnico le fue mucho mejor que como jugador, y acumuló títulos y un notable reconocimiento. En la Argentina los hinchas de Boca recuerdan con mucho cariño su paso por el club, y el título obtenido en el Torneo Apertura de 1992. Además de Boca, Tabárez dirigió a Bella Vista, Wanderers, Peñarol, Deportivo Cali, Cagliari, Milan, Oviedo, Vélez Sársfield y por supuesto a la selección Uruguaya.

Con el seleccionado ganó la Copa América disputada en la Argentina en el 2011, y logró el cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica, en un equipo que superó todas las expectativas y se ganó el cariño de todos. 

En los últimos años, el Maestro Tabárez viene luchando contra su enfermedad -sufre el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno neurológico autoinmune que ataca una parte del sistema nervioso periférico-, y provoca un agotamiento físico notorio. Nos acompañó su imagen en silla de ruedas dirigiendo a la Selección Uruguaya. La posibilidad de que la celeste no alcance la clasificación para el próximo Mundial provocó que las autoridades de la Asociación uruguaya de Fútbol lo despidieran.

Con Tabárez, la Selección Uruguaya jugó 221 partidos de los cuales ganó 104, empató 58 y perdió 59. «El tenía fuerza para seguir, pero nosotros nos vimos obligados a tomar una decisión que no nos gusta, porque creíamos que era lo mejor para clasificarnos al Mundial”, dijeron los directivos uruguayos. Todos los jugadores del plantel actual hablaron con mucho cariño del querido Maestro.

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