
El cinesata italiano Pier Paolo Pasolini era muy futbolero. Apasionado y conocedor de tácticas y estrategias. Entre sus múltiples escritos sobre el fútbol se destaca uno de 1971, en el que dice que en el ’70 Italia jugaba en prosa y Brasil jugaba en verso. Era muy hincha del Bologna y compartía su pasión por el fútbol con Bernardo Bertolucci, quien había sido ayudante suyo en más de una película.
En febrero de 1975 Pasolini y Bertolucci coincidieron en la ciudad de Parma. Bertolucci estaba filmando su célebre película Novecento, y Pasolini filmaba Saló o los 120 días de Sodoma.
Entonces hicieron un partido de fútbol con los respectivos equipos de filmación y asistentes. Los de Bertolucci ganaron 5-2 y parece que Pasolini se quedó caliente, y enfurecido se fue de la cancha sin saludar a nadie.
En esa nota que escribió en 1971 en Il Giorno Pasolini decía: “La gambeta es de por sí poética (aunque no siempre como la acción del gol) . En efecto, el sueño de cada jugador (compartido por cada espectador) es partir del medio campo, gambetear a todos y marcar. Si se puede imaginar algo sublime dentro de los límites permitidos es precisamente esto. Pero no sucede nunca. Es un sueño (que he visto realizado sólo en la película Magos de la pelota de Franco Franchi).
Pasolini murió en noviembre del ’75, 11 años antes de que se produjera eso que decía que no sucede nunca. Sucedió en un Mundial y lo hizo Maradona.
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