
Un fin de semana, dos finales, dos de los más tradicionales estadios del planeta, cuatro selecciones campeonas del mundo. Termina una temporada que quedará en el recuerdo por la pandemia y porque entregó como postre la disputa al mismo tiempo de la Eurocopa y la Copa América. Quizás sólo faltaría que a algún iluminado se le ocurriera inventar una Intercontinental de selecciones y se vean las caras los dos campeones. Pero no. Por ahora eso no va a pasar. El tema es que llegaron a las finales cuatro equipos tradicionales, campeones, con un enorme pasado y un buen presente. Inglaterra-Italia en el primer mundo que ya parece haber dejado atrás la era de los barbijos, Brasil-Argentina en esta Sudamérica sumida en el peor momento del apocalíptico Covid-19. Entre los cuatro suman 12 copas del mundo. En la final que se disputará en el Maracaná saldrán a la cancha siete: cinco de los locales y dos de los visitantes. En Wembley, cinco: una de los locales y cuatro de los visitantes. ¿Se puede pedir algo más en la previa de un fin de semana futbolero?
Sí, se puede. Siempre se puede. En este caso faltará el calor, el color y el sonido que podría aportar el público sudamericano. Para compensar, jugarán la final el mejor jugador del mundo (Messi obvio) y uno de los más encumbrados entre quienes se destacan en el segundo escalón de la pirámide (Neymar), más varias estrellas destacadas como Agüero, Lautaro Martínez, Di María, Ederson, Casemiro y Firmino, por nombrar sólo a algunos.
Entre las cuatro selecciones, además de 12 campeonatos mundiales, hay una enorme mayoría de futbolistas que participan de las tres ligas más destacadas del mundo: La Premier inglesa, La Liga española y la Serie A italiana. Esas tres competiciones acaparan a 84 jugadores que forman parte de los cuatro planteles que llegaron a las finales. En la Premier juegan 37, en la Serie A 34 y en La Liga 13. Una diferencia abrumadora con los campeonatos locales argentino y brasileño que aportan tres futbolistas cada uno, menos que la primera división francesa (siete) y lo mismo que la de Países Bajos, la alemana y portuguesa.
En la Selección italiana sólo tres integrantes de su plantel no forman parte de la Serie A y dos no tienen equipo. En Inglaterra también hay tres jugando en el extranjero. Todo lo contrario ocurre en los planteles de Brasil y Argentina, donde sólo tres jugadores de cada uno juegan en su propio país. La particularidad es que los tres argentinos pertenecen a River: Armani, Montiel y Julián Alvarez. Para seguir con Argentina, la liga que más aporta al plantel que conduce Scaloni es la italiana (diez) y después viene la española (seis).
Números aparte, se viene un fin de semana exquisito para los futboleros. Los cuatro equipos tienen una propuesta ofensiva como principal característica, cada uno a su manera. Italia como saliendo definitivamente del juego amarrete que lo estigmatizó durante tres o cuatro décadas, Inglaterra como digno representante de la liga más atractiva del mundo, Brasil con sus argumentos históricos bien interpretados por un muy buen entrenador y Argentina con esas ráfagas de buen juego que le permiten por momentos un dominio abrumador sobre el adversario.
Entra el mayordomo y con su voz engolada anuncia que “la mesa está servida”. Sólo resta sentarse a disfrutar.