
Parece otro planeta, otra dimensión, otro mundo, otra época… República Checa le gana 2 a 0 a Países Bajos en el Estadio Ferenc Puskás de Budapest (Hungría), por los octavos de final de la Eurocopa, con goles de Holes y Schick. Entonces no es otro planeta, ni otra dimensión, ni otro mundo, ni otra época.
Entonces, ¿cómo es eso de que el estadio está lleno de gente? Pero lleno de verdad ¿eh? ¿Y la pandemia? ¿Y el virus? ¿Y los tapabocas? Nada de eso. Hinchas holandeses vestidos de naranja, hinchas checos vestidos de blanco, gritos, cantos, abrazos, saltos. Toda esta gente viajó varios kilómetros para después llenar el estadio. Se alojó en un país diferente al propio, caminó por sus calles, consumió en sus comercios, invadió sus medios de transporte. Y fueron más de sesenta mil los viajeros.
Es verano en Hungría y en todo el continente. Eso debe tener que ver, claro. Los europeos son mejores organizando espectáculos deportivos, eso también es cierto. Pero no deja de sorprender esa imagen de estadio lleno que no se veía desde hace al menos dos años.
Y abre una ventanita de esperanza para los habitantes de esta Sudamérica sumida en el peor momento de la pandemia. Es como una pequeña luz que ilumina y abriga en medio de la oscuridad helada que toca soportar.