Juan José Panno 19 de junio de 2021

Jugaron un desafío en el barrio, por el sanguche y la coca, los de un lado de la zanja y los del otro lado. Todos pibes, pero algunos no tan pibes. Venía picadita la cosa, siempre es chiva cuando juegan estos, desde que el barrio es barrio. El mejor de todos estuvo enchufado, como si estuviera jugando la final del Mundial. Corrió para agarrar la pelota, gambeteó como se debe gambetear en el empedrado , contagió a los compañeros, les habló para que jugaran por abajo y no tiraran pelotazos, se bancó las patadas sin chistar y ya cuando se acababa la cosa agarró la Pulpo y dio la sensación de que solo se iban a sacar a patadas. Ganaron el desafío, porque todos pusieron su granito de arena, pero esa noche el, más que con un granito de arena, se había venido con el desierto de Sahara.

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