Néstor López 4 de junio de 2021

Pero cómo ¿siempre juega bien Messi? Y sí. Hace como 15 años que juega bien y esta noche santiagueña de pandemia y soledades no fue la excepción. Desde que se subió a la cima mundial del rendimiento superlativo, hace tres lustros ya, Messi no se bajó más. Por eso se transformó en uno de los más enormes futbolistas de la historia. Contra Chile, en este regreso a las Eliminatorias Sudamericanas después de 200 días, jugó bien. Y hasta por momentos muy bien. Tuvo dos tiros libres y los ejecutó con su maestría habitual, los dos al ángulo izquierdo del arquero, que le sacó uno y miró cómo el otro pegaba en el palo. Remató dos veces al arco y otra vez su amigo Bravo se los tapó. Gambeteó, lo golpearon, puso pases filtrados, inició varios ataques en el mediocampo, finalizó varias jugadas en el área, convirtió el penal con un toque exquisito… Fue lo mejor que mostró Argentina junto al debutante Cristian Romero.

Jugó de 8 Messi en el primer tiempo. De interior derecho como se dice ahora. Desde ahí manejó las escasas jugadas que logró hilvanar el equipo. Jugó más suelto en el segundo tiempo, quizás demasiado retrasado por momentos, muy lejos del área. Es como que con el paso del tiempo se las ingenia para encontrar un lugar en la cancha donde hacer un aporte diferente. ¿Ya no está para picar a buscar los espacios libres? Bueno, lo hace dos o tres veces y en el resto del tiempo se dedica a manejar el juego cerca del círculo central. ¿Ya no está para encarar cada vez que toma la pelota? Bueno, encara con su gambeta intacta dos o tres veces por partido y el resto del tiempo busca el pase que le pide la jugada. Así llegó hasta acá. Así va a transitar estos años que le quedan como capitán de la Selección, buscando ese título que hasta ahora se le negó, ahora con un equipo totalmente renovado, rebosante de debutantes con poca experiencia que buscan un lugar en el olimpo.

Tiene tiempo Messi para ponerse un barbijo celeste, de esos que se ven de a millones por las calles, para hablar todavía adentro de la cancha y dedicarle el gol a Maradona «en este primer partido de la Selección sin él». Y dice que Diego siempre estuvo, aunque no siempre de cuerpo presente. Llega el whatsapp de un amigo, poeta él, justo cuando esta nota está buscando un cierre en medio del apuro por no llegar a la madrugada escribiendo y no aparecen las palabras justas. «Messi conoce la frecuencia donde el alma se hace certera, donde el espacio se abraza con el tiempo, donde el arco acompaña a la intensión de la flecha, donde las emociones se entierran en el lodo de los mortales y los ángeles vuelan sin razón, pero con sentido, el sentido profundo de los humanos libres, de los humanos sabios, de los grandes humanos que llenarán de lágrimas fecundas una alegría eterna, viva Messi, viva el misterio», dice la pantalla del teléfono. Gracias Gustavo por entregar un final digno para este texto urgente.

Deja un comentario.

Tu dirección de correo electrónico no será visible. Los campos obligatorios están marcados con *